Nuestras sesiones familiares no son sobre la foto perfecta donde todos miran a la cámara, sino sobre la conexión real entre ustedes. Nos importa más que se miren, se abracen, que jueguen, que hablen entre sí… que se olviden un poco de nosotros y simplemente sean. Porque ahí es donde aparece lo más valioso: esas miradas que sólo ustedes entienden, los gestos que se repiten cada día en casa y que merecen ser recordados.

Nos tomamos el tiempo para que la sesión sea relajada, sin presiones. A veces sucede en estudio, otras veces al aire libre, y muchas veces con bebés o niños pequeños que van marcando el ritmo. Y está perfecto así.

Estas fotos no solo se van a ver lindas en una pared, van a tener un significado que crece con los años. Y ese es nuestro verdadero objetivo.